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jueves, 20 de octubre de 2011

Posibilidad de Vida Extraterrestre


A propósito de las noticias que se han venido generando conr respecto a unos cables de Wikileaks acerca de la presencia de naves extraterrestres en el Sistema Solar (las cuales no se ha podido verificar que sean reales), me parece conveniente tocar el tema de la vida extraterrestre.

Dado  que vivimos en un  mundo, que no es más que uno en una inmensidad de mundos, ¿acaso es ridículo pensar en la posibilidad de vida fuera de la Tierra?




La teorías certeras de Charles Darwin sobre la selección natural han mostrado que no hay caminos evolucionarios que partan sin fallar desde las formas mas simples hasta el hombre; la evolución procede mas bien de por intentos y comienzos caprichosos, y la mayor parte de las formas de vida terminan en puntos muertos evolucionarios.

Somos producto de una serie de accidentes biológicos.
Mirando desde la perspectiva cósmica, no hay motivos para pensar que seamos los primeros, ni los últimos, ni los mejores.
Desde los tiempos más remotos, los seres humanos nos hemos preguntado sobre el lugar que ocupamos en el universo, aunque al día de hoy no hayamos podido llegar a una conclusión certera sobre nuestra relación con el pavoroso e inmenso Cosmos.
Aristóteles pensaba que el cielo estaba formado por un material diferente al de la Tierra.  Nada más falso: hoy sabemos que los meteoritos, las muestras traídas de la luna por los astronautas norteamericanos, el viento solar y los rayos cósmicos generados posiblemente por estrellas que han hecho explosión, muestran inequívocamente la presencia de átomos iguales a los conocemos en la tierra.
Los átomos de elementos tales como el carbono, nitrógeno, oxígeno e hidrógeno flotan en el espacio interestelar hasta que se produce una condensación gravitatoria local y se forma un nuevo Sol junto con planetas nuevos.
Nuestro Sol es una estrella de segunda generación. El material de roca y metálico sobre el cual ponemos los pies, el hierro de nuestra sangre, el calcio de nuestros dientes y el carbono de nuestros genes fueron producidos hace millones de años en el interior de una gigantesca estrella roja: estamos hechos de sustancia estelar.



Hace algunos siglos no era común la idea de que los planetas estuviesen poblados por seres inteligentes: lo que se creía era que los planetas eran seres inteligentes. Así Marte era el dios de la guerra; Venus, la diosa de la belleza; Júpiter, el rey de los dioses, etc.

En el año 1600 Giordano Bruno fue quemado en la hoguera, entre otras cosas por afirmar y dar a la publicidad la idea herética de que habían otros mundos y otros seres que los habitaban.
Hoy sabemos que los ladrillos que construyen la vida están en la tabla periódica y en las leyes de la física y la química, mismos que rigen el comportamiento de la materia lo mismo en la Tierra que en el resto del universo.

Se han encontrado compuestos orgánicos en los meteoritos y en el espacio interestelar. Se han localizado en pequeñas cantidades de ellos hasta en un medio tan inhóspito como lo es la Luna. Se sospecha que existen componentes orgánicos en Júpiter y en los planetas exteriores del sistema Solar. Ya se han encontrado en Titán, el satélite mayor de Saturno.
Además tanto la teoría como la observación indican que en lugar de ser un fenómeno raro, los planetas constituyen una escolta común de las estrellas, a diferencia de lo que solía creerse en las primeras décadas del siglo 20.
Hoy tenemos también que el futuro de la astronomía da importancia singular a la exploración y búsqueda de inteligencia extraterrestre.
En algún lugar quizá puedan existir biologías y sociedades muy exóticas, pero pueden estar mas allá de la comprensión humana.

Mientras tanto, el asunto de las naves extraterrestres es complejo y su avistamiento depende notablemente de la autoridad o confianza que nos puedan inspirar los testigos. Por lo tanto hay que mantener una mente abierta pero escéptica.
Vivimos en una época extraordinaria. Nuestra comprensión de este inmenso universo que nos acoge como grano de arena dentro de un oceano cósmico está cambiando continuamente, y es la ciencia la que da pie a pensar en todas las posibilidades.

Sigamos buscando.


Como nota final, es importante señalar que hay un programa oficial llamado SETI que ha venido, sistematicamente, e involucrando de manera directa a la gente con el SETI @ HOME. El ejemplo mas claro de que la posibilidad, esta ahi.

jueves, 6 de octubre de 2011

La Familia de Sol

La Familia de Sol, a la que pertenece nuestro lugar en la galaxia, es como todas las familias, sus integrantes tienen diferencias. Así como hay un hermano bajito o alguien mas moreno, los planetas también son diferentes.



De Mercurio a Neptuno (aunque aquí aun hablaremos de Plutón), vamos a encontrar que entre ellos no se parecen, que son las diferencias que las similitudes..

Mas alla del tamaño, del color o de sus particularidades, los planetas no son iguales.

Cada uno de ellos tiene características que además de hacerlos únicos, nos permite identificarlos.

Y las diferencias serian mas notables si tuviéramos la oportunidad de estar ahí. Como esto no es posible por seres humanos, el día de hoy, todos los planetas han sido visitados por naves espaciales robóticas enviadas desde la Tierra. Desde las sondas “Venera” hasta los maravillosos “Voyagers” nos han permitido conocer aunque sea un poco de esos distantes mundos.

Mercurio, el mas cercano al Sol, es muy denso, en apariencia debido a su gran núcleo compuesto de hierro. Con una atmósfera tenue, Mercurio tiene una superficie marcada por impactos de asteroides.

Venus tiene una atmósfera de dióxido de carbono (CO2) 90 veces más densa que la de la Tierra; esto causa un efecto invernadero que hace que la atmósfera venusiana conserve mucho el calor. La temperatura de su superficie es la más alta de todos los planetas: unos 477 °C
El investigador mexicano Mario Molina, ganador de un Nobel, obtuvo tal reconocimiento por el estudio de gases relativamente menores de este planeta.

La Tierra es el único planeta con agua líquida abundante y con vida, esto por que posee una atmosfera que permite que el oxigeno pueda permitir la vida.

Existen sólidas pruebas de que Marte tuvo, en algún momento, agua en su superficie, pero ahora su atmósfera de dióxido de carbono es tan delgada que el planeta es seco y frío, con capas polares de dióxido de carbono sólido o nieve carbónica. En su superficie se dan tormentas de arena que incluso no dejan ver su superficie por meses. Hoy día, es el planeta del que mejor información tenemos.

Júpiter es el mayor de los planetas. Su atmósfera de hidrógeno y helio contiene nubes de color pastel y su inmensa magnetosfera, anillos y satélites, lo convierten en un sistema planetario en sí mismo. Tiene un sistema de tormentas tan grande, que la tierra seria insignicante ante ellas. Hay una muy grande, conocida como la Mancha Roja.

Saturno rivaliza con Júpiter, con una estructura de anillos más complicada (los anillos son formados por trozos de material que val del tamaño de una casa hasta pequeñas partículas de polvo) y con mayor número de satélites, entre los que se encuentra Titán, con una densa atmósfera.

Urano y Neptuno tienen poco hidrógeno en comparación con los dos gigantes; Urano, también con una serie de anillos a su alrededor, se distingue porque gira a 98° sobre el plano de su órbita.

Plutón parece similar a los satélites más grandes y helados de Júpiter y Saturno; está tan lejos del Sol y es tan frío que el metano se hiela en su superficie.

De esta manera es como vemos que aunque familia, son muy diferentes.



Sabemos que, somos muy afortunados de que nuestro planeta se encuentre en el punto exacto, en relación a su distancia al Sol para que pueda albergar vida.

Hoy día, aun no hemos comprobado si algún otro lugar del universo se dan las condiciones que permitieron que en la Tierra exista vida como la conocemos.

lunes, 3 de octubre de 2011

Del Cielo y los Planetas

Ya los planetas no son luces vagabundas del cielo nocturno. Durante muchos siglos la humanidad vivió en un universo que parecía seguro y ordenado. La Tierra era el centro de la creación, y el lugar donde se desarrolla la vida. Pero estas egocéntricas ideas no han resistido el paso del tiempo.

Sabemos ahora que vivimos en una minúscula partícula de roca y metal, en un planeta mas pequeño que algunas manchas relativamente menores de las nubes de Júpiter, e insignificantes cuando se comparan con cualquier lugar modesto del Sol.
Nuestra estrella, el Sol, es pequeña, fría y sin importancia alguna. Uno de los 200,000 millones aproximadamente de soles que constituyen la galaxia o Vía Láctea. Nosotros estamos tan lejos del centro de la Vía Láctea, que la luz tarda unos 30,000 años en llegar allí, a pesar de que viaja unos 300,000 kms. por segundo, Estamos en los últimos confines galácticos donde no hay acción.

La galaxia de la Vía Láctea casi no merece ni mencionarse entre los miles de millones de otras galaxias que se extienden por la vastitud de el espacio sideral.

Hasta hace poco nuestro Sistema Solar era el único conocido. Hoy sabemos que existen sistemas planetarios junto a otras estrellas. Pero están demasiado distantes como para poder saber mas acerca de ellos.

Nuestro Sol, en torno al cual gira nuestro planeta, es una estrella que se considera vivirá  por 6.000 millones de años, por lo que aun podemos contar con que podrá haber vida sobre nuestro planeta durante este tiempo.

Vivimos en mundo, perdido en una inmensidad de mundos.

Tan solo en las inmediaciones de nuestra Tierra, hay otros ocho planetas, y varios de ellos también tienen lunas.



Junto a nosotros, en la actualidad se conocen nueve planetas principales, divididos en dos grupos: los planetas interiores que son Mercurio, Venus, Tierra y Marte, y los planetas exteriores; Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Recordemos que Plutón, la Union Astronomica lo degrado hace algunos años.
El mas distante conocido es Plutón (considerandolo sentimentalmente de la familia aun). Y el mas cercano es Venus.

Los interiores son pequeños y se componen sobre todo de roca y hierro. Los exteriores (excepto Plutón) son mayores y se componen, principalmente, de hidrógeno, hielo y helio.

Los planetas giran en dirección contraria a las manecillas del reloj. Todos los planetas, excepto Venus y Urano, giran sobre su eje en la misma dirección. Todo el sistema es bastante plano -sólo las órbitas de Mercurio y Plutón son inclinadas. La de Plutón es tan elíptica que hay momentos que se acerca más al Sol que Neptuno.

A pesar de ser tan diferentes, todos los integrantes de nuestro Sistema Solar tienen un origen común; pues se originaron al mismo tiempo.

Se cree que la formación del Sistema Solar va ligada con el nacimiento del Sol, ocurrida hace 4,700 millones de años.

Las primeras teorías de cómo se formaron (según el filósofo alemán Immanuel Kant y el astrónomo y matemático francés Pierre Simón de Laplace) parten de que una nube de gas se fragmentó en anillos que se condensaron formando los planetas.

Y con ello daría forma el principio de lo que es nuestra historia, ya que los seres humanos estamos hechos de la misma materia con que se formo nuestro sistema solar.