El pasado 5
de junio sucedió algo que no pasara en esta generación de nuevo; el transito
del planeta Venus frente al Sol.
Y somos afortunados por poder mirar este fenomeno, ya que los
habitantes de la Tierra que quieran volver a observar directamente el tránsito
del planeta Venus por la superficie del Sol tendrán que esperar hasta el 11 de
diciembre de 2117.
Venus,
en forma de un pequeño disco negro sobre la superficie del Sol, tardo varias
horas en cruzar frente a la brillante superficie solar, lo cual también será
avistado desde Asia y Oceanía, la parte norte de Sudamérica y Europa.
Este fenómeno natural se
produce cuando el Sol, Venus y la Tierra se encuentran alineados y el segundo
planeta del Sistema Solar pasa por uno de sus nodos. Es el equivalente a un
“eclipse de Sol por Venus”, lo cual sólo puede ocurrir en los meses de junio y
diciembre.
Para la observación de
este fenómeno, que ocurre en ciclos dobles cada 105.5 o 121.5 años por lo que
el próximo será en el año 2117, es necesario utilizar protección adecuada.
Mirar el Sol de forma directa es muy peligroso.
En Mexico en tres lugares
del noroeste del país fueron elegidos para su observación: Torreón, en
Coahuila; Los Cabos, en Baja California Sur, y el Observatorio Nacional de San
Pedro Mártir, en Baja California, que es donde se vio con mayor claridad el
fenómeno y tuvo una duración de seis horas 40 con minutos.
En la antigüedad, diversas
culturas como las culturas india, griega, egipcia, babilónica, maya y china,
observaron a Venus y registraron su movimiento.
Los primeros griegos pensaban
que las apariciones de Venus matutinas y vespertinas constituían diferentes
objetos y se atribuye a Pitágoras el
señalamiento de que consistían del mismo planeta.
Venus fue
muy importante para varias civilizaciones precolombinas, en particular para la civilización
maya, quienes lo llamaron Noh Ek(gran estrella), Sastal Ek ("estrella
brillante") identificándolo con alguna forma del Dios Kukulkan.
En el códice
Dresden, los mayas describieron el ciclo completo de Venus; sin embargo, a
pesar de su conocimiento preciso de este movimiento, no existe mención alguna
de un tránsito.
Johannes
Kepler (1571-1630) calculó las
distintas posiciones de Venus a
lo largo del tiempo y predijo que cada 130 años tendrían lugar tránsitos de Venus,
los dos primeros en 1631 y 1761. El tránsito de 1631 no
se observó, ya que prácticamente en toda Europa tuvo
lugar después de la puesta del Sol.
Jeremiah
Horrocks (1617-1641), un clérigo inglés
que había estudiado astronomia y matematicas en Cambridge,
recalculó la trayectoria de Venus y
descubrió que habría un tránsito el 4 de diciembre de 1639. Estaba convencido de
que los datos de Philip Van Lansberg no
eran correctos, considerando que Kepler predijo que no se presentaría un
tránsito de Venus en 1639. Horrocks creía que el tránsito sí se presentaría,
considerando las observaciones que él mismo había hecho de Venus durante años.
El día del
tránsito fue domingo, según el calendaria gregoriano, y en su pueblo, Hoole,
Horrocks pudo observar el tránsito y deducir de sus observaciones un valor de
14 segundos para la paralaje solar.
Una maravilla, aunque esencialmente es un eclipse, lo interesante es que ocurre cada cientos de años.
Algunas imagenes podrian tener CopyRigth ya que fueron tomadas de Google.
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